Un día, Manuel estaba tan agradecido con su gato negro por el amor que le daba, que decidió regalarle un espejo. Pero al romperlo, pensó: “Ahora te debo 7 años de buena suerte, suerte que te seguiré usando de almohada todas las siestas.”
Un día, Manuel estaba tan agradecido con su gato negro por el amor que le daba, que decidió regalarle un espejo. Pero al romperlo, pensó: “Ahora te debo 7 años de buena suerte, suerte que te seguiré usando de almohada todas las siestas.”