Un día Jaimito llega a casa con una nota de la maestra: «Él habla demasiado en clase». Su mamá le pregunta: «Jaimito, ¿por qué hablabas tanto?». Jaimito responde: «No me aguanté, mamá, le enseñé a los demás cómo hacer que el lápiz flote». Sorprendida, su mamá le dice: «¡Eso es imposible!». Jaimito sonríe y dice: «¡Ah, pero en el recreo descubrí que también lo puede hacer el borrador!».