¿Por qué las montañas nunca se les olvidan los nombres de las demás montañas? Porque siempre están bien orientadas, tienen una gran memoria rocosa y a menudo asisten a reuniones de picos, ¡donde repasan la lista de cumbres famosas para no perder ni un solo nombre! Tal es su orgullo que incluso entre nieblas se reconocen al instante.