Un mago llega a un restaurante y le dice al mesero: «Quiero la especialidad de la casa, pero endulzada con magia». El mesero responde: «¡Perfecto! Le traigo un café invisible, que, con suerte, desaparecerá en un puf». El mago, intrigado, pregunta si es muy sabroso, a lo que el mesero contesta: «¡No lo sé, pero ningún cliente ha visto el final de la taza!»