En una cena familiar, el abuelo decía: «Cuando era joven, podía caminar tres kilómetros hasta la escuela todos los días». La nieta pregunta: «¿Y por qué no ibas en dinosaurio, abuelo?». El abuelo, sorprendido, responde: «Porque los dinosaurios pedían mucho por el combustible y no había programas de puntos en esa época».