Había una vez una iguana que quería ser cantante. Decidió ir a una audición para el coro animal. Se puso delante del jurado y comenzó a cantar, pero su voz era tan quebrada que una rana del jurado le dijo: «¡Tienes potencial, pero más práctica y menos paradas de sol!» Y la iguana respondió: «¡Es que siempre me quedo sin saliva!»