Había una vez un policía que quería estar más atento, así que se compró un reloj que le recordaba cosas. Un día, el reloj dijo: «Es hora de ser más rápido». El policía corrió a la panadería y pidió cinco pasteles en vez de uno. Al preguntarle por qué compró tantos, respondió: «El reloj dijo que debía ponerme al día… ¡y hay que estar bien equipado!»