Café filosófico y café dudoso en Atenas

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Un día Sócrates decidió abrir un café filosófico en Atenas. Un cliente entró y le pidió un café. Sócrates preguntó: «¿Café con leche o sin leche?» El cliente dudó, y Sócrates le dijo: «¡Conócete a ti mismo primero!» Luego, mientras intentaban decidir, Platón murmuró: «En mi caverna todos los cafés tienen sombra». Y Aristóteles acotó: «Siempre que tenga causa, probaré cualquiera». Al final, el cliente se fue con más dudas que al llegar, ¡y aún sin café!