¿Por qué el teclado siempre estaba enojado con el piano? Porque cuando el piano se desafinaba, siempre lo culpaba a él diciendo: «¡Es que tus teclas están siempre en modo silencio!». Y el teclado, con su mejor humor electrónico, respondía: «Es que tú siempre te subes al escenario con tus problemas de tecla… ¡Cambia de tono y déjame en ‘do’ en paz!»