De pirata rutinario a cartero enérgico.

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¿Por qué el pirata dejó su vida en el mar? ¡Porque estaba harto de tener siempre la misma rutina corsaria! Todos los días eran iguales: levántate, desayuna ron con un toque de ron, navega, saquea, repite. Además, su loro siempre criticando: «¡Arrramos más al gimnasio, capitán! ¡Tienes más barriles en el cuerpo que en el barco!». Decidió cambiar su pata de palo por una bicicleta y ahora se dedica a entregar cartas en la tierra firme. ¡Eso sí que es un giro inesperado en la profesión!