¿Por qué las islas siempre están tan tranquilas y felices? Porque cada vez que tienen un problema, saben que solo tienen que «navegar» por los mares de la duda, «anclarlo» en el fondo del mar y disfrutar del sol. Además, nunca pierden la calma porque, al fin y al cabo, siempre tienen su «propio espacio» rodeado de mucho «agua para pensar». ¡Vaya vida isleña!