Un escarabajo y una luciérnaga se encuentran en el bosque al anochecer. El escarabajo dice: «Siempre me dices que veo todo negro, pero mira qué oscuro está». La luciérnaga responde, encendiendo su luz: «No te preocupes, amigo, enciendo para brillar porque soy la bombilla de los insectos, y tú, con todo ese caparazón, ¡eres el insectorruptor!»