Había una vez en una clase de matemáticas un número que siempre se quedaba callado. Un compañero le pregunta: «Oye, ¿por qué nunca participas?». Y el número responde: «Es que me da ternura, siempre soy el menor». ¡Era un número negativo!
Había una vez en una clase de matemáticas un número que siempre se quedaba callado. Un compañero le pregunta: «Oye, ¿por qué nunca participas?». Y el número responde: «Es que me da ternura, siempre soy el menor». ¡Era un número negativo!