Un día, un par de lámparas tuvieron una cita. Mientras uno trataba de encender una chispa de interés, el otro confesó: «Me encantas porque iluminas mi vida… y porque nunca pides que pague la cuenta de la electricidad».
Un día, un par de lámparas tuvieron una cita. Mientras uno trataba de encender una chispa de interés, el otro confesó: «Me encantas porque iluminas mi vida… y porque nunca pides que pague la cuenta de la electricidad».