Un día, la maestra de Jaimito les dice a los alumnos que traigan algo que produzca felicidad a la clase. Al día siguiente, todos traen juguetes, chocolates y globos. Jaimito llega con un gran frasco de vidrio. La maestra le pregunta: «¿Qué has traído, Jaimito?». Él responde: «Estos son gases de risa». La maestra, confundida, le dice: «¿Gases de risa?». Jaimito asiente y se acerca al frasco, lo abre un poco y sale un ruido extraño que hace que todos se rían tanto que la maestra no puede calmar la clase. Ella pregunta: «¡Jaimito! ¿Qué es eso?». Y él contesta entre risas: «Solo unos pedos ligeros… ¡dije que alegrarían el día!».