En una cena familiar, el tío Pepe, famoso por ser olvidadizo, pregunta preocupado: «¿Alguien vio mis lentes?». Todos le miran frunciendo el ceño y la abuela responde: «Pepe, los llevas puestos». A lo que él responde: «¡Oh, qué alivio! Pensé que ya veía a todos borrosos porque estaban en realidad haciéndose invisibles para evitar lavar los platos».