Un viajero decide tomarse un descanso en la cima de una montaña y empieza a hablar con un águila. Le dice: «Qué vistas, ¿verdad?». El águila lo mira y responde: «Sí, pero tú pagaste por el vuelo; yo, en cambio, vuelo gratis todos los días.» El viajero suspira: «Bueno, al menos nadie me cobra por cargar las maletas.» El águila ríe y dice: «Por eso vuelo ligero. ¡Y tú pensabas que eran plumas de lujo!»