Jaimito llega a casa después de clase y le dice a su mamá: «Mamá, hoy me gané una estrella dorada en matemáticas». La mamá, emocionada, pregunta: «¿Qué hiciste, Jaimito?». Y él responde: «Pues nada, la maestra dijo que si alguien resolvía la división correctamente, se quedaba con el crédito y yo me aseguré de firmar al reverso antes que nadie».