Jaimito llega a casa después de la escuela y le dice a su mamá: «Mamá, mamá, en la escuela me llaman distraído». La mamá, confundida, le responde: «¿Y tú quién eres?». Jaimito la mira y le dice: «¡Soy tu hijo, Jaimito!», a lo que la mamá responde: «Ah, ¡menos mal! Pensé que eras algún vendedor perdido».