¿Por qué Napoleón nunca se quejaba del frío en Rusia? Porque siempre llevaba sus manos en las mangas del abrigo… ¡y su autoestima tan alta como su sombrero! Además, tenía su ejército calentito: cada soldado abrigaba a otro con una estrategia tan innovadora que sus generales la llamaban la «guerra de abrazos». ¡Así cualquiera conquista Europa!