Un jugador de baloncesto va al médico y le dice: «Doctor, tengo un problema: ¡cada vez que lanzo al aro, la pelota no entra!» El doctor lo examina, hace una pausa y responde: «Veo el problema, ¡tienes alergia al aro! Mejor trata de encestar en una piscina… llénala de pelotas de playa, por si acaso.»