Había dos amigos tan inseparables que decidieron comprar un barco juntos. Un día, mientras navegaban, uno le pregunta al otro: «Oye, ¿tú sabes nadar?» El otro responde: «No, ¿y tú?» El primero contesta: «Tampoco. Espero que este barco nunca se separe de nosotros, porque no tengo otro amigo tan leal que haga el esfuerzo de hundirse conmigo».