Un día, mi abuela estaba decidida a aprender a usar las redes sociales. Se instaló una app y me preguntó cómo podía hacer amigos rápidamente. Le expliqué que tenía que enviar solicitudes. Más tarde descubrí que había puesto un anuncio en el grupo del barrio que decía: «¡Se buscan amigos! Incluye galletas y un buen café. Solo almas solitarias y amantes de las plantas, favor de no traer gatos, el perro se trauma». ¡Ahora es la más popular del vecindario y no para de recibir visitas!