¿Por qué los átomos son tan buenos en las relaciones amorosas? Porque siempre están buscando esa conexión genuina, y cuando encuentran el electrón adecuado, ¡pueden formar una unión tan fuerte que ni siquiera el mismísimo átomo de celos puede separar! Eso sí, asegurándose de no tener un «ión romántico» para que las cosas no se pongan tensas.