Un día en el foro filosófico, Sócrates, Platón y Aristóteles decidieron jugar a las escondidas. Sócrates se escondió mejor que nunca. Platón se camufló entre las ideas. Pero Aristóteles fue descubierto al instante porque, en su lógica, decidió esconderse detrás de su larga lista de obras… ¡y no había árbol lo suficientemente grande!