¿Por qué Atenea nunca jugaba al escondite con los otros dioses del Olimpo? Porque cada vez que le tocaba contar, decía: «¡Uno, dos, tres, sabiduría para mí!», y todos desaparecían queriendo evitar una lección filosófica.
¿Por qué Atenea nunca jugaba al escondite con los otros dioses del Olimpo? Porque cada vez que le tocaba contar, decía: «¡Uno, dos, tres, sabiduría para mí!», y todos desaparecían queriendo evitar una lección filosófica.