¿Por qué los programadores prefieren el café sobre el té mientras trabajan? Porque cada vez que se toman un sorbo de café, las líneas de código comienzan a parecer un poco más claras, ¡aunque sean un desastre cifrado en hexadecimal! Además, cuando el compilador da error, el café nunca juzga, solo escucha mientras lo agitas y murmuras posibles soluciones que nunca funcionan a la primera. ¡Al menos el café siempre es recargable, a diferencia de la paciencia!