¿Por qué los libros nunca se llevan bien con los relojes? Porque cada vez que intentan tener una cita, el reloj siempre acusa al libro de tener historias muy largas y el libro le responde que el tiempo nunca es suficiente. Aun así, el calendario trata de mediar, pero siempre termina deshojado con tantas páginas y fechas volando por ahí. ¡Y el pobre diario se queda mudo, pues ya no sabe a qué hora escribir sus entradas con tanto enredo!
