¿Por qué los dinosaurios nunca abrían cuentas bancarias? Porque cada vez que iban al banco, siempre les preguntaban: «¿Puede firmar aquí?» y los dinosaurios respondían: «Lo siento, soy un T-Rex, ¡escribo a mano alzada!» Además, cuando intentaban usar el cajero automático, confunden «depósito» con «de-poste». ¡Qué tiempos difíciles para administrar sus ahorros prehistóricos!