De pata rota pero con doble suerte

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Un hombre muy supersticioso se encontraba en el bosque cuando vio una herradura tirada. Decidió llevársela para que le diera buena suerte. Mientras la recogía, tropezó, cayó a un hoyo y, al mirar hacia arriba, encontró un trébol de cuatro hojas cubriéndolo. Pensó: «Con razón esta herradura estaba tirada. ¡El trébol ya le ganó el puesto de amuleto! Pero al menos ya tengo dos suertes de la mala a la buena». ¡Ese día volvió a casa con una pata rota y una sonrisa!