Descartes y el dilema del helado existencial

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Un día, Descartes y un amigo fueron a una tienda de helados. El amigo le preguntó: «René, ¿quieres un helado de chocolate?» Descartes respondió: «No creo», y desapareció al instante. El amigo, confundido, pensó: «¡Vaya! Parece que René realmente tomó en serio eso de dudar de su existencia si no piensa».