En un partido de fútbol, el balón decide irse volando. Se encuentra con una nube y le dice: «¡Qué duro es mi trabajo!». La nube responde: «¿Duro? Yo tengo que aguantar llantos cada vez que fallan un penalti». El balón suspira: «Y yo, cada vez que me patean, tengo la presión de hacer feliz a miles».