El «escondite» jurásico siempre descubierto

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¿Por qué los dinosaurios nunca ganaban en el juego de «escondite»? Porque aunque intentaran ocultarse, siempre dejaban su enorme cola asomando. Y claro, eran tan ruidosos al mover sus patas gigantescas, que era imposible que no los encontraran antes de contar hasta diez.