En una noche oscura y tormentosa, el detective Pérez llegaba a la mansión encantada. Mientras inspeccionaba una habitación, escuchó una voz misteriosa que decía: «¡Sal de aquí, estás en peligro!» Pérez, valiente, respondió: «¿Pero cómo? ¡Le cambié las pilas al detector de fantasmas esta mañana y no dijo nada!» Resulta que el misterio era el asistente digital escondido en un cajón, olvidado por el fantasma tecnológico.