Un mecánico entra a un bar, y el camarero le dice: «Por fin, el hombre que hace magia con los autos». El mecánico responde: «¡Claro! Mira, si le echo aceite al café y le doy una vuelta al taburete, ¡tu espresso tendrá más revoluciones que un motor de Fórmula 1!» El camarero, confundido, pregunta: «¿Y qué arreglo eso?» El mecánico responde riendo: «Tu cafetera ya no humea, ¡pero no te sorprendería si de repente aprendes a cambiar de marcha!»