Había una vez un pingüino que quería ser detective. Se mudó a la ciudad y abrió su propia agencia. Un día, un perro lo contrató para encontrar su hueso perdido. Después de una larga investigación, el pingüino encontró el hueso en el iglú del perro. El perro sorprendido le preguntó: «¿Cómo lo supiste?». Y el pingüino respondió: «Fue un caso muy frío».