¿Por qué al portero del equipo le gustaba tanto leer libros de cocina? Porque siempre estaba buscando nuevas recetas para poder hacer un buen «ataque»! Lo malo es que, cada vez que colgaban un centro, él prefería preparar un «plato» volador en vez de despejar el balón. ¡A veces confundía la cocina con la cancha y terminaba repartiendo tarjetitas de recetas en lugar de tarjetas amarillas!