Dos amigos se encuentran en un restaurante, y uno le dice al otro: «¿Sabías que en este lugar siempre sirven algo increíble al final?» El otro responde emocionado: «¡Genial! Espero que sea un postre sorprendente». Cuando termina la comida, el camarero se acerca y les entrega un pequeño espejo. Confundido, el amigo pregunta: «¿Para qué es esto?» Y el camarero sonríe: «¡Es para que vean lo increíble que es haber comido sin pedir nada exótico! Aquí nunca se espera lo que encuentras».