Un vecino siempre silbaba en casa para ahuyentar las malas energías. Un día, su esposa le puso un silbato. Él preguntó: «¿Para qué esto?» Ella respondió: «¡Para que las malas energías ya no crean que tenemos canarios!»
Un vecino siempre silbaba en casa para ahuyentar las malas energías. Un día, su esposa le puso un silbato. Él preguntó: «¿Para qué esto?» Ella respondió: «¡Para que las malas energías ya no crean que tenemos canarios!»