Un día Jaimito llega a casa con una nota de la escuela que dice: «Su hijo es un genio, ha resuelto el problema matemático más difícil.» Sorprendido, el papá le pregunta: «¿Cómo lo hiciste?» Y Jaimito responde: «Sencillo, puse una moneda bajo la tapa del libro, lo abrí y dije: ‘¡Abra, cadabra!'»