¿Por qué el baloncesto fue al psicólogo? Porque cada vez que lanzaba miradas al aro, sentía una presión que lo desbordaba. El psicólogo le aconsejó: «Solo relájate y encesta tus emociones. ¡No siempre tienes que encestar tus preocupaciones!”
¿Por qué el baloncesto fue al psicólogo? Porque cada vez que lanzaba miradas al aro, sentía una presión que lo desbordaba. El psicólogo le aconsejó: «Solo relájate y encesta tus emociones. ¡No siempre tienes que encestar tus preocupaciones!”