Encesta tus emociones, no tus preocupaciones.

0

¿Por qué el baloncesto fue al psicólogo? Porque cada vez que lanzaba miradas al aro, sentía una presión que lo desbordaba. El psicólogo le aconsejó: «Solo relájate y encesta tus emociones. ¡No siempre tienes que encestar tus preocupaciones!”