Un día, Juan estaba buscando empleo y se presentó a una entrevista. Al entrar, vio una escalera y pensó: «No quiero tener mala suerte, mejor la evito». Dio tal rodeo que terminó saliendo por la ventana, y cuando fue a disculparse, la entrevistadora le dijo: «No te preocupes, aquí somos muy supersticiosos; me parece que escalarás rápido… ¡porque entraste por todo lo alto!»