Un gato negro se cruza en el camino de un hombre supersticioso. Desesperado, decide dar siete pasos hacia atrás, pero se topa con una escalera. Al agacharse para pasar por debajo, se rompe el espejo que tenía en la mano. De pronto, escucha una risa: «Hola», dice el gato, «bienvenido al club de los que tienen 49 años de mala suerte, ¡somos pocos pero variados!»