¿Por qué el chef no podía dejar de mirar el calendario? Porque cada día tenía algo nuevo en su «a-genda». Un día eran espaguetis, al otro, un pastel al horno… ¡Ya estaba al borde de una crisis «culenaria»!
¿Por qué el chef no podía dejar de mirar el calendario? Porque cada día tenía algo nuevo en su «a-genda». Un día eran espaguetis, al otro, un pastel al horno… ¡Ya estaba al borde de una crisis «culenaria»!