Un día, un par de amigos, Juan y Pedro, se encuentran en el parque y Juan le dice a Pedro: «Oye, Pedro, ¿sabes cuál es la fórmula de la amistad infinita?» Pedro se queda dudando y responde: «No, ¿cuál es?» Juan sonríe: «Fácil, mantener un balance perfecto entre saber demasiado y saber lo justo para no mirar tus publicaciones de adolescente en las redes. ¡Ah, el misterio y la discreción al rescate!»