¿Por qué la montaña dejó de hablar con el río? Porque cada vez que intentaba contarle algo, el río se lo llevaba todo de corrido. La montaña decidió mejor confiar en el eco, que siempre devuelve todo clarito.
¿Por qué la montaña dejó de hablar con el río? Porque cada vez que intentaba contarle algo, el río se lo llevaba todo de corrido. La montaña decidió mejor confiar en el eco, que siempre devuelve todo clarito.