Mi primo Pedro es tan olvidadizo que un día llamó a su mamá desde el trabajo diciendo que se le había olvidado la cabeza en casa. Su mamá, preocupada, miró al perro y le dijo: «¡Pancho, devuélvele su pelota a Pedro o no sabrá cómo volver!».
Mi primo Pedro es tan olvidadizo que un día llamó a su mamá desde el trabajo diciendo que se le había olvidado la cabeza en casa. Su mamá, preocupada, miró al perro y le dijo: «¡Pancho, devuélvele su pelota a Pedro o no sabrá cómo volver!».