¿Por qué Enrique VIII nunca pudo jugar a las escondidas? Porque cuando le tocaba contar, siempre se quedaba sin cabezas… ¡digo, ideas! Y además, cada vez que le tocaba buscar a alguien, sus esposas desaparecían misteriosamente.
¿Por qué Enrique VIII nunca pudo jugar a las escondidas? Porque cuando le tocaba contar, siempre se quedaba sin cabezas… ¡digo, ideas! Y además, cada vez que le tocaba buscar a alguien, sus esposas desaparecían misteriosamente.