¿Por qué nunca ves a una montaña triste? Porque siempre tiene la vista puesta en lo más alto. Un día, una ladera le dijo a la otra: «¡Oye! ¿Has escuchado el último cotilleo de la colina? Dice que el volcán está siempre caliente, ¡qué volcántrante! No hay manera de negar que es el pico de los chismes, ¿verdad?»