¿Por qué las montañas no compiten en carreras de velocidad? Porque siempre se toman su tiempo, y cada vez que intentan moverse rápido, ¡terminan en una avalancha de problemas! Además, si ganaran, sus picos se agrandarían tanto que no habría copa que sostuviera ese ego glacial. Mejor así, están felices en su posición, siendo simplemente los mejores espectadores del paisaje.